El valor que entrega un proyecto se mide por el producto y no por las historias de usuarios desarrolladas, que conforman el producto.
No tenemos manera de establecer con fiabilidad qué historia de usuario pude aportar más valor.
Si lanzamos un producto con una serie de historias de usuario no podremos saber qué historia es la que más o menos entrega valor, cual es la que aportar 3000 ó 2000 de valor relativo por historia de usuario.
Por lo tanto, cuando medimos el valor lo haremos sobre el producto, en donde evaluaremos por ejemplo el time to market o el índice de usabilidad de sus diferentes funciones; cuestiones que estableceremos en función de nuestros intereses y objetivos planteados.
El valor que aporta un producto está totalmente relacionado con los objetivos que hemos trazado para él. A partir de ahí podremos medir si el objetivo que hemos definido se cumple o no y ahí está el valor que nos aporta ese producto.
Para comprender todo esto y poder llegar a saber si estamos dando valor a través de nuestros productos, tenemos una herramienta llamada Impact Mapping, que a través de una serie de pasos nos permitirá saber si estamos entregando valor.
Impact Mapping
Es una técnica sencilla y muy eficiente que nos permite realizar una planificación estratégica de manera visual, buscando las mejores respuestas a cuatro preguntas ¿Por qué?, ¿Quién?, ¿Cómo? y ¿Qué?
Para desarrollar esta herramienta debemos tener una visión de nuestro producto. Esta visión va a estar dada por la reunión entre equipos técnicos y de negocios, que nos permita conseguir esa visión.
De esta visión se definirán objetivos e impactos a los cuales les asignaremos KPI. Los KPI definirán si tenemos éxito o si nos estamos acercando o alejando de este.
Cuando tenemos claro el valor que perseguimos estableceremos esos KPI que nos permitirán saber si lo estamos haciendo bien.
Lo poderoso de esta herramienta es que nos permite iterar en torno al negocio y no al alcance de una fecha.
Los cuatros pasos son:
¿Por qué?
En este paso se definen los objetivos. Los objetivos son de negocio y esto deber ser muy bien comprendido por los actores del proyecto y de esa forma maximizar el valor que se genera con el producto.
Estos objetivos deben ser debatidos para que a todos nos quede claro qué objetivos perseguimos y cómo podemos ayudar a su cumplimiento.
Los que representen al negocio deben expresar claramente la idea de negocio, para poder involucrar al resto de stakeholders y que todos inequívocamente estemos alineados en esos objetivos.
Se deben definir los objetivos en términos de negocio, por ejemplo, incrementar en dos meses un 25% los usuarios que utilicen el producto y no que para una determinada fecha esté el producto terminado.
¿Quién?
Consiste en definir e identificar a los stakeholders relacionados con el proyecto.
El actor más relevante será el usuario, quien entrará en contacto con el producto y definirá si el uso de este producto le da algún tipo de beneficio/valor. Es ahí donde debemos poner todas nuestras capacidades para establecer e intuir el valor que le vamos dar.
Es necesario llegar a comprender al usuario, para saber qué valor espera recibir. Hay que centrarse en el beneficio/valor que se le genera al usuario.
Otro aspecto a tener en cuenta son aquellos actores secundarios, quienes tendrán una serie de expectativas, como aquellos que toman decisiones en el desarrollo del producto, clientes, etc.
Hay que hacer un mapeo de los diferentes actores y así definir a quien se satisface primero que a otros.
Si el producto es muy novedoso estaría bien definir a quien queremos sorprender, agradar con nuestro producto, es decir, quién sería nuestro usuario.
También tendríamos que saber quién podría actuar negativamente en el desarrollo del producto.
¿Cómo?
Este paso es muy importante ya que en el establecemos el impacto que va a tener en los diferentes actores del proyecto.
Por ejemplo nos podríamos preguntar ¿Cómo va a impactar en los usuarios? o si deberíamos modificar el comportamiento de estos. Otra pregunta que nos deberíamos hacer, es cómo nos pueden impedir conseguir el éxito.
Aquí hay que hacer una priorización de impactos, ya que habrá impactos más relevantes y otros no tanto, por lo tanto, habrá que atender a los más prioritarios.
En conclusión deberemos establecer cómo vamos a impactar en nuestros actores para alcanzar los objetivos del proyecto.
Cuando se definen los impactos hay que enfocarse en los objetivos del proyecto, un impacto no es una lista de requisitos.
El impacto es aquello que cambia el comportamiento y no en el comportamiento en si mismo. Por ejemplo vender un 10% más de cursos en un mes, que simplemente vender cursos.
¿Qué?
Aquí se define qué vamos a hacer para cumplir con el impacto establecido en el paso anterior. El Impact map define los entregables e función del impacto que queremos satisfacer y que estarán en consonancia con los objetivos.
Todo este proceso desarrollado en el Impact map, tal vez, deba ser continuamente refinado, de primera no siempre sale todo, hay que pensarlo y volver a hacerlo, para ir puliendo los objetivos, los actores, el impacto y las tareas.
Medir y Comparar
Pero todo no termina aquí, ahora viene la parte en que medimos los que hemos hecho y lo comparamos con nuestros KPI y vemos si estamos consiguiendo nuestros objetivos, si estamos aproximando o no.
Para empezar a medir también es necesario haber establecido objetivos medibles en el ¿Por qué?, no puedo definir como objetivos, tener más clientes, sino tener tantos clientes en tanto tiempo.
Una recomendación que nos facilitará todo esto es utilizar la definición de objetivos que propone SMART y que nos ayudará a establecer objetivos claros.
Otras cuestiones que también debemos tener en cuenta al momento de medir es qué queremos medir, como lo vamos a medir, contamos con mediciones anteriores o no, con qué resultados ya estamos bien y también a cuanto nos gustaría llegar, es decir a un estados óptimo.
Espero que este artículo sea una guía para aquellos que están interesados en la entrega de valor de un proyecto Scrum.